domingo, 23 de septiembre de 2012

ENTENDIENDO LOS PORQUÉS DE LA ASIMILACIÓN DEL MALTRATO...


El mayor problema que nos encontramos para dar una respuesta eficaz a las víctimas de malos tratos es la dificultad que se encuentra para hacer visible la situación de violencia que padecen, para conseguir que estas asuman su papel de víctimas para que puedan emprender el camino hacia la erradicación de su problema. Algunas de las circunstancias que dificultan la asimilación de su condición de víctimas y las preguntas que constantemente se plantean estas y que les enraízan en el problema, impidiendo su posible liberación del mismo, son: 



-La mujer víctima de malos tratos por parte de su pareja o ex pareja, durante el proceso de violencia se encuentra inmersa en una dinámica que reduce su capacidad de autocontrol, por lo que tienen mermada la capacidad de reacción para reclamar su dignidad y luchar por sus derechos.  

-Cuando la víctima entra en contacto con los recursos policiales y jurídicos en la mayoría de las ocasiones se encuentra en un momento de situación muy estresante, generalmente después de una agresión reciente, por lo que debido a ese momento de crisis su capacidad volitiva se encuentra restringida, impidiendo la toma de las  decisiones más convenientes para su situación.

-Las víctimas temen por las represalias posteriores del delincuente o del entorno de personas cercanas a él, por lo que no suelen hacer partícipe de su situación a nadie de su círculo familiar ni de amistades, cuanto menos ponen en conocimiento de las autoridades que correspondan la situación de violencia que padecen. 

-Las mujeres tienen sentimientos de culpabilidad muy acuciados que a lo largo de los años de maltrato el agresor ha instaurado en esta, haciéndola culpable en todo momento de la situación que padece debido a no adaptar su comportamiento al esperado por su pareja.

-Estas víctimas sienten vergüenza por lo que les está sucediendo debido principalmente al sentimiento de culpabilidad que padecen y a la falta de confianza en pensar  que serían creídas por el resto de la sociedad,  cuando son conscientes del maltrato,  o entendiendo que lo que les sucede ocurre en la intimidad de todos los hogares.  

-Las mujeres en la mayoría de las ocasiones no conocen el abanico de posibilidades legales que les otorga la legislación en nuestro país por su condición de víctima de violencia de género, esto cuando asumen dicho maltrato, hecho que con frecuencia no se produce. Este desconocimiento derivado del aislamiento social que padecen les genera que no sean conscientes en ocasiones que las acciones que realizan sus parejas sobre ellas no son las normales constituyendo ilícitos penales recogidos en la legislación penal actual.  
    
-Existe la denominada triple victimización de las víctimas de delitos violentos como las que nos ocupan, teniendo recelo a emprender la vía judicial recordando todo el calvario padecido y sometiéndose a la opinión de terceros sobre lo que les ha sucedido en la vida, sintiéndose juzgadas en ocasiones ellas mismas, les hace pensarse mucho dar el paso para acabar con el maltrato que sufren. Una vez concluida esta segunda victimización judicial se encuentran con la vuelta a su vida habitual en la que su entorno social es consciente de su situación, quedando condicionada la interacción con esta tratándola con el rol de víctima que se le impone, considerando que se produce una triple victimización, la social. 

Teniendo capacidad para empatizar y poniéndonos en el lugar de una víctima de esta clase de violencia machista (con la dificultad que engloba tal ejercicio empático), el lógico pensar en las dudas que se encuentra una mujer inmersa en una situación de maltrato ante la posibilidad de hacer visible el mismo ante el resto de la sociedad. Una mujer dirigiéndose a un puesto policial para interponer una denuncia contra su pareja maltratador le asedian una serie de preguntas que según se va acercando a las dependencias policiales tiran de ella, frenando ese achaque de valentía que le llevo a dirigirse a poner fin a su situación de violencia.

Haciéndose uno mismo las siguientes cuestiones se justifica el porqué del aguante de estas mujeres a su situación de violencia, pregunta que en numerosas ocasiones se realizan gran número de personas que pretenden minimizar la crueldad de esta lacra que es la violencia de género. Justificando en la falta de decisión para poner fin a la situación de maltrato de las víctimas, la gravedad del problema,  entendiendo que no será para tanto cuando siguen consintiendo y aguantando a su marido maltratador.

Lo que le pasa a una mujer cuando pretende huir de su situación de víctima de malos tratos es una serie de dudas, como son: 

-¿A que me enfrentó?; es evidente pensar en el temor  a lo desconocido que presenta una mujer que además tiene mermada sus capacidades intelectuales y volitivas. Tratándose el proceso que se abre tras la puesta de la denuncia en un camino nuevo para ella, que le genera multitud de miedos, sobre el proceso, lo que le pasará a su pareja, posibles represalias, etc.

-¿Con quién?; la mujer no conoce a las personas con las que va a interactuar en el proceso de la denuncia, no sabe si la creerán, si se sensibilizaran con ella o de lo contrario pensarán que porque traiciona a su pareja, etc.

-¿Cómo?; desconoce por completo los procedimientos a seguir, sus derechos como víctima, la comparecencia, la orden de protección, etc, son procesos ajenos a su vida ordinaria por lo que le generan cierta desconfianza.

-¿Qué será?; de ella cuando salga de interponer la denuncia, respecto a su situación económica, a su estabilidad emocional, a sus hijos, etc.

-¿Qué me pasará?; toda mujer víctima de violencia de género ha generado un sentimiento acuciado de temor hacia su maltratador, por lo que es normal que tengan miedo a las represalias de este o de su familia cuando se enteren de que ha sido denunciado.  

-¿Dónde voy ahora?; debido al aislamiento que ha padecido la mujer durante su maltrato al romper las relaciones con  sus redes sociales próximas y sobre todo con su familia, esta se encuentra sin apoyo en un momento tan importante, sin tener donde ir o a quien acudir para sentirse arropada.

-¿Qué dirán?; el maltrato que ha padecido la mujer por parte de su pareja de género masculino ha estado en numerosos contextos sociales comúnmente aceptado por lo que hoy en la actualidad existen muchas personas que opinan que lo que sucede entre las cuatro paredes de un “hogar” (si se puede calificar de este modo el habitáculo donde la víctima es constantemente agredida) se debe de quedar en dicha privacidad familiar, por lo que las mujeres temen las represión social de su entorno por el hecho de intentar poner fin a su calvario. Esto sucede principalmente por la ignorancia de gran parte de su círculo cercano de la situación de maltrato o de la gravedad del mismo que lleva padeciendo la víctima, que únicamente son conscientes en el momento que la mujer lo hace público, produciéndose en esta la denominada anteriormente tercera victimización, la social.

-¿de qué?; como va a sustentar la mujer el núcleo familiar si en numerosas ocasiones existe una dependencia económica y emocional hacia el maltratador, ¿cómo voy a dar de comer a mis hijos?, es una pregunta que debido al carácter natural de protección y cuidado de la descendencia se hacen constantemente las mujeres, priorizando en casi la totalidad de las ocasiones su labor de madre a sus interés personales.

-¿Porqué?; entre la multitud de dudas que le surgen a la víctima hay una que  les atormentan más que las demás, es preguntarse en que han fallado, porqué de lo que les ha sucedido, no comprenden como una relación de amor entre dos iguales ha podido derivar en una relación de sumisión y complacencia hacia su pareja. Este hecho les genera un acuciado sentimiento de culpabilidad, inducido principalmente por el amplio trabajo de campo respecto a la anulación psicológica que han padecido a lo largo del ciclo de maltrato. Ese sentimiento de fracaso respecto a sus proyectos familiares les hacen aguantar con lo que consideran se han generado ellas mismas debido a su mal hacer en la relación, por lo que partiendo de esta premisa es totalmente comprensible que una víctima de violencia de género no se identifique en su rol de víctima, por lo que difícilmente pueda poner fin a un problema que no pre visualiza previamente. Si por el contrario tiene la capacidad de identificar el problema de violencia que padece le asedian considerables dudas como para que no resulte fácil tomar la decisión de hacer frente a esa situación y por lo tanto intentar poner fin a su condición de mujer maltratada. 

Es de vital importancia que las víctimas asuman su condición de víctimas, que sean conscientes de su problema y de la gravedad del mismo, para de este modo entre todo/as, consigamos erradicar la situación de violencia que padecen. Para esto es fundamental la asimilación de la victimización y la implicación de ellas principalmente y de diferentes actores sociales que conformamos los recursos y las redes de apoyo y asesoramiento para buscar respuestas a todas esa dudas que las tienen ancladas en la situación de maltrato.

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