jueves, 2 de mayo de 2013

UN PADRE AFGANO EJECUTA A SU HIJA EN PÚBLICO POR ADULTERIO, (AFGANISTÁN = MISOGINIA).

http://internacional.elpais.com/internacional/2013/04/30/actualidad/1367347472_196567.html

"Se llamaba Halima y tenía dos niños. El pasado 22 de abril, fue ejecutada de un disparo ante una turba de 300 personas en una aldea de la provincia de Badgis, al noroeste de Afganistán. Su crimen: ella, una mujer casada, se había fugado con uno de sus primos durante 10 días. Aunque su marido había emigrado a Irán dejándola en su país, el veredicto fue inmediato: adulterio, y la condena, implacable. El verdugo conocía muy bien a la víctima, era su padre".

Si existe un territorio donde las mujeres son tratadas y utilizadas como mercancía al servicio del "macho" dominante, ese es Afganistán.


Cuando uno habla de VdG en países occidentales, piensa en multitud de mujeres que padecen malos tratos en manos de sus parejas hombres, en la desigualdad real que se encuentra el género femenino para integrarse en una sociedad pensada y desarrollada por el hombre, hecha a su antojo, imponiendo las normas legales y morales que les benefician y les perpetuán el control del funcionamiento político, económico y  social, no explicito pero implícito en la interacción entre géneros.

Cuando uno habla de países de los denominados como “islámicos”, donde la religión imperante es el Islam, se encuentra que la VdG adquiere otra magnitud, una relevancia y brutalidad muy distante a la occidental.

Cada víctima de una desigualdad ante el género contrario por pertenecer al femenino, cada insulto, vejación, humillación, amenaza, agresión, asesinato…, etc, que padece una mujer por el hecho de ser mujer, es indignante para quien nos consideramos semejantes en derechos, libertades y obligaciones respecto al género al que no pertenecemos, no nos consideramos iguales porque no lo somos, ni queremos serlo, ni ellas por ser mujeres ni nosotros por no serlo.

Pero cuando uno es testigo impasible de la desidia de una sociedad, no territorial, sino mundial, que permanece en la anomia consintiendo las atrocidades que en el nombre de una religión se están llevando a cabo contra la mitad de sus miembros, contra quienes podrían haber sido nuestras madres, hermanas o hijas, uno empieza a dudar de la moralidad de una raza, la humana, teóricamente racional, donde en nombre de ese raciocinio desvirtuado por intereses patriarcales, se mutila, apalea, ahorca, asesina a quienes se considera inferiores, súbditas, esclavas, objetos…

El hombre tergiversa la realidad en pro de asentar su hegemonía en la tierra como género, desvirtúa culturas, impone tradiciones, modifica religiones (incluso las crea), como claro ejemplo de barbarie humana tenemos este país, Afganistán, un pequeño territorio donde un  género, el masculino, posee derechos fundamentales, lógicos, mientras que su otra mitad, la que mantiene mediante la procreación biológica dicho país, dicha cultura, dicha religión, se ve avocada al ostracismo social, al sufrimiento diario, a la invisibilidad impuesta.

En Afganistán las mujeres no cuentan con ningún tipo de derechos reales, a efectos de inspecciones extranjeras se maquillan para minimizar tal barbarie, la cultura Talibán que impera en este territorio se ha encargado de que el 85% de las mujeres afganas sean analfabetas (para alejarlas de las pretensiones igualitarias), ha agredido sexualmente a un porcentaje similar de mujeres (para recordarlas quien ostenta el poder), esconde a las mujeres tras indumentarias vejatorias (Hiyab, Burka, Niqab, Sheyla, Chador) para impedir su visualización, para conformar objetos de similares características físicas, para arrancarlas su impregna personal, para convertirlas en fantasmas vagando por tierra hostil…

El adulterio de la mujer está castigado con la muerte, generalmente mediante ejecución pública, a menudo cuando una mujer confiesa haber sido violada, es acusada de “adulterio”.

El apaleamiento, la decapitación, el ahorcamiento, el fusilamiento público de mujeres en Afganistán es práctica común, resultando acto de celebración en el territorio donde se practica, aglutinando a multitud de “hombres” ávidos de potenciar su hegemonía patriarcal, aún resultando ser mediante la humillación más cruel, no ya a la mujer víctima, que por supuesto, sino a la raza que representan, a la humana.

No concibo una sociedad mundial alejada de la realidad existente y tristemente común, no entiendo el pasotismo de quienes tienen que velar por la dignidad de las personas, por la vida de las mismas, sea cual sea su género, su etnia, su color..etc.

Hace no muchos años una potencia mundial como EEUU, movilizo gran parte de recursos humanos y técnicos para atacar un país que “teóricamente” contaba con armas de destrucción masiva, ese país era Irak, vecino de ideología y religión de Afganistán, Pakistán, etc. Aún contando con mi más absoluta repulsa cualquier acto bélico que sesgue o pueda sesgar la vida de una persona, sea civil o militar, me resulta curioso que se reconociera que se habían equivocado, que en este territorio no había armas de destrucción masiva, evidentemente no se pararon a contar las mujeres muertas en manos del sistema patriarcal de ese y otros países de la periferia, sino tal afirmación no hubiese estado tan ajustada a la realidad…

Cada persona debe de interiorizar la realidad cruel e impuesta que padecen millones de mujeres en este mundo, que por suerte o más bien por desgracia, nos ha tocado compartir. Seamos conscientes de ello y en la medida que esté a nuestro alcance mediemos para intentar cambiar las culturas y sociedades con sistemas y religiones patriarcales que potencian la desigualdad entre géneros; humillando, sometiendo e incluso matando a la mujer por el grave “delito” de ser MUJER. 



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